Lo que se obtiene con violencia,
solamente se puede mantener con
violencia
M. Gandhi.
Cualquier persona con dos dedos de
frente sabe que la situación de la India de 1947 no se corresponde en absoluto
con la España de 2012. No veo en qué podría ayudarnos Ghandi cuando, a
diferencia de él, nosotros queremos sustituir un sistema económico por otro. De
todos modos me sorprende que tú, siendo ‘’de izquierdas’’ y anti-sistema, cites
a un individuo conservador, nacionalista y de derechas que no tuvo ninguna intención
de llevar a cabo una revolución. ¿Vas a hacerle caso a un tipo que decía que
los ciudadanos europeos debían resistir al fascismo de forma pacífica?
Sobre él, digamos que en un primer
momento se puso del lado de la socialdemocracia inglesa, aprobando la
colonización en ciertos países (África, concretamente). Esto no sirvió para
contar con la clemencia del imperio británico, que siguió humillando y
marginando a sus compatriotas. Entonces Ghandi comienza a enfrentarse a la
opresión de la raza blanca, condena la industrialización occidental (un
disparate), reivindica la superioridad moral de la India con un tono racista
(ahimsa), presenta a Dios de su parte y termina liderando un nacionalismo
religioso. Al respecto te recomiendo el libro de Domenico Losurdo La cultura de la no-violencia.
Losurdo explica, por ejemplo, que la
descolonización de la India se hizo en pleno proceso de descolonización mundial
con un imperio británico agotado por la guerra mundial. Irlanda logró su
independencia mediante su sangrienta guerra logró la independencia 25 años
antes. El miedo a repetir esa experiencia es lo que hizo a Inglaterra reconocer
la independencia de la India sin oponer demasiada resistencia. Pero no es este
el tema que nos ocupa.
Dicho esto, la cita es del todo
acertada: lo que se obtiene con violencia solamente se puede mantener con
violencia. Pero puede obtenerse el poder con violencia, reprimir a la clase
dominante hasta extinguirla, y luego no volver a usar la violencia (no hay
nadie a quien reprimir). Eso pretendemos los comunistas.
La
proliferación de huelgas, manifestaciones y concentraciones en nuestro país
pidiendo una transformación de nuestra sociedad, más justicia social y una
democracia más real, ha puesto sobre la mesa otros debates igual de interesantes.
Uno de ellos, el cómo realizar esa revolución, es el que más se está oyendo
últimamente. En este trabajo, trataré de explicar por qué, a mi juicio, es
mediante la no violencia como se debería exigir ese cambio, exponiendo
argumentos sobre los que apoyar mi postura e intentando, asimismo, aclarar el
error en el que incurren aquellos que defienden los métodos violentos.
En su
manifiesto comunista, el sociólogo Karl Marx, ya analizó los problemas sociales
que el sistema capitalista comportaba. La sociedad quedaba fuertemente dividida
en dos clases muy diferenciadas: Proletariados y burgueses. El dinero se ponía
por primera vez por encima del ser humano, dando más valor a lo material que a
las relaciones afectivas y sentimentales y el proletariado quedaba rebajado a
un instrumento con el que producir capital y sostener el modo de vida burgués.
Más de cien
años después, este sistema capitalista no sólo no ha disminuido sino que ha
evolucionado, convirtiéndose en algo más grande.
No es que el sistema capitalista sea
‘’algo más grande’’. Es que a finales del siglo XIX, con la inevitable creación
de los monopolios, se pone fin a la libre empresa, y por tanto ahora menos
capitalistas concentran más poder, pero no es que sean más grandes. Si a esto le añadimos que a cada crisis gran parte de
la burguesía desaparece siendo su riqueza absorbida por los capitalistas
‘’supervivientes’’, podemos deducir que el poder económico cada vez se
concentra en más manos.
Algo a lo
que llamamos neoliberalismo o capitalismo salvaje.
Algo a lo que los socialdemócratas
llaman neoliberalismo o capitalismo salvaje. Los comunistas sabemos que es
capitalismo del de siempre, sólo que hoy es más difícil de domesticar.
El capitalismo siempre es ‘’salvaje’’,
siempre busca el beneficio de forma anárquica sin importar lo que pueda
acarrear para el ser humano. Lo que tú y los tuyos (los socialdemócratas, que
militan en el PSOE y en Izquierda Unida) llamáis capitalismo de rostro humano, que debe ser lo contrario del capitalismo salvaje, no es otra cosa que
un capitalismo amenazado por la revolución social y por el campo socialista al
que no le quedó otra que crear un Estado del bienestar, apoyándose en la
explotación del tercer mundo, para mantener a las masas calmadas. Desaparecido
el campo socialista y el peligro de una revolución social, el capitalismo se
apresura a desguazar el débil Estado del bienestar del que disfrutabamos. No
veo porqué no iban a hacerlo si la mayor oposición que se encuentran son un
ejército de payasos (literalmente) que buscan manifestarse pacificamente para
que los medios burgueses hablen bien de ellos.
Nosotros hemos estado viviendo un
capitalismo artificial, ‘’domesticado’’ por la lucha obrera y el socialismo.
Mientras, el resto del mundo vivía el capitalismo ‘’salvaje’’ del que hablas.
El análisis
que hizo Marx en su manifiesto sigue valiendo para nuestro siglo. Frente a este
sistema cíclico de burbujas y crisis, es la clase media y el proletariado
quienes más sufrimos, viendo como, el estado de bienestar por el que llevamos
luchando más de cien años, es destruido para defender unos derechos burgueses
que ya han quedaron desfasados hace mucho. Es el momento de cambiar.
Marx jamás habló de clases medias.
Como mucho, de una aristocracia obrera que recibe buenos salarios gracias a que
los empresarios de sus países explotan a la clase trabajadora del tercer mundo
por sueldos bajísimos. Así, los obreros occidentales forman un gran mercado
interior que permite crear una sociedad de consumo relativamente estable.
¿Qué quiere decir que los derechos
burgueses quedaron desfasados?
Sin
embargo, en el momento en que aceptamos que un cambio social es necesario, nos
encontramos con la “pregunta del millón”: El cómo. ¿Cómo realizar esa
revolución social que nos lleve a un sistema más democrático, más justo? Y la
respuesta nos llega de la mano de dos posturas: La postura violenta y la de la
no violencia. El mismo nombre nos indica una clara antítesis desde el
principio. Una contraposición que se deja ver muy a menudo en las discusiones
del día a día de las manifestaciones.
La
violencia ha estado ligada al poder desde hace siglos.
Desde hace milenios. Todo poder
necesita de la violencia para mantenerse. Esto es así desde que aparecen las
primeras sociedades de clases (en las que existe una clase dominante y una
clase dominada), en las cuales ‘’los de arriba’’ necesitan de mecanismos de
represión (ideológica y física) para que ‘’los de abajo’’ acepten sin rechistar
su condición.
Esto comienza con las primeras
ciudades, en las cuales una ‘’casta’’ controla a los agricultores y se apropian
de su producción. Los trabajadores viven esclavizados. Para controlarles, para
que no se rebelen, se hacen necesarios aparatos ideológicos (como la religión,
que asegura que el explotador es un semi-Dios y por tanto un ser inviolable
frente al cual solo cabe la sumisión) y físicos (ejército, policía).
El mismo
Weber afirmaba que el estado, que se basaba en la dominación de unos pocos
sobre la población, no se podía sostener sin la llamada “violencia legítima”,
ya que, de ser así, la sociedad entraría en una situación anárquica, ausente de
estado. Hobbes defendía la teoría del Homo Homini Lupus, es decir: el hombre,
para el hombre, lobo es, siendo el monarca quien, por medio de la violencia,
podría garantizar la seguridad de sus súbditos. De esta manera, y en referencia
a la historia, el hombre da por supuesto que la violencia es natural a él,
inherente a su persona.
Leemos los
periódicos, encendemos las noticias y sólo vemos sufrimiento y guerras, actos
de extrema violencia en contra del ser humano y también, del resto de seres
vivos.
Si le sigues la pista a todo ese
sufrimiento, a los actos contra los demás seres vivos y a todas esas guerras
que salen por televisión te darás cuenta de que, en general, se deben al
sistema capitalista. Esto sin generalizar, claro.
Este es uno
de los primeros argumentos que se da a favor de usar métodos violentos: Siempre
se ha hecho. Forma parte de la naturaleza del ser humano. Y volvemos la cabeza
atrás en la historia y vemos que, en parte es cierto, siempre se ha utilizado
la violencia. Para derrocar estados y sistemas, en nombre de religiones y de
dioses, por razones económicas... No obstante, es un argumento pobre pues, se
tiene que tener en cuenta que la guerra no forma parte del hombre, sino que,
como los coches o las camisetas de algodón de tres euros, es uno de sus
inventos. Quién fue el primero, o cómo comenzó a usarse es algo que no se sabe.
Lo que sí sabemos es que somos el único animal del globo terráqueo en usarla
para solucionar nuestros problemas.
Totalmente de acuerdo. Ese argumento
no tiene base científica.
Otro error
en el que caen a la hora de defender los métodos violentos, es el de pensar
que, el que siempre se hayan utilizado, signifique que son el único medio o el
medio más efectivo. Pero, aunque sí se pueden considerar, de alguna manera, el
medio más rápido, la historia nos ha demostrado que no son la única manera de
lograr objetivos y que, además, como desarrollaré a lo largo de este trabajo,
no son legítimos para conseguir esa justicia social por la que luchamos.
Si leemos
el capítulo tercero del manifiesto comunista, Marx nos introduce en el segundo
argumento. Ese en el que se iguala a la no violencia con la no acción. La última
página de ese capítulo entra en detalles de cómo el alemán nos ve a aquellas
personas que abogamos por una vía pacífica. Y, quizás, de todas las cosas que
nos han llamado, la más curiosa sea la de “hippies”. Nos consideran los
“hippies” del siglo veintiuno y están esperando a que coloquemos margaritas en
las porras de los policías. Pero la no violencia no sólo va de “hippies” o de
margaritas o de sentarse en el suelo levantando las manos gritando “estas son
nuestras armas”, sino que va mucho más allá.
Es lógico que se reproche la actitud
de quienes, con su inoperancia o sus métodos inefectivos, permite que sigan en
el poder quienes matan de hambre, hacen guerras y crean millones de parados.
Las ideas absurdas deben ser reprochadas, sea un ‘’hippie’’ o un comunista
quien propone métodos absurdos.
De entrada,
para entender esta postura pacifista, deberíamos comprender el motivo que nos
lleva a elegirla por encima de la violencia: La dignidad, al contrario que la
guerra o la violencia, sí que es inherente al ser humano.
No hay nada inherente al ser humano,
no tenemos ‘’naturaleza’’. Tu dignidad,
la que te lleva a defender la no-violencia, no existía hace un siglo ni existe
hoy en algunas sociedades.
La dignidad
cuenta con dos grandes características: La libertad de elección, que es el
libre albedrío de las personas y la libertad moral, el libre desarrollo de la
propia personalidad. En otras palabras, toda persona es digna, no importa lo
que haya hecho, dicho o como piense.
Es decir, Hitler y sus amigos eran
personas dignas, no importa lo que hayan dicho o cómo piensen. Démosles una
flor. Lo mismo con los banqueros que desahucian o con las corporaciones que
crean guerras y golpes de Estado.
Con esta
afirmación, además, podemos dar por incorrecto lo que se consideraría tercer
argumento a favor de utilizar la violencia: el tan común “se lo merecen”, que
no es más que una de las maneras de legitimar su acción.
De acuerdo con esto. El argumento de
‘’se lo merecen’’ es totalmente estúpido e improductivo.
El artículo
uno de la declaración universal de los derechos del ser humano dice así: “Todos
los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como
están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los
otros”.
Sí, y es una buena premisa. Pero no
olvides que esta Declaración (que es muy bonita, pero no puede llevarse a la
práctica en el capitalismo) fue escrita por los mismos que no tuvieron ningún
inconveniente en organizar matanzas de fascistas y que mientras la redactaban
mandaban ahorcar a altos cargos nazis. Churchill, por ejemplo, hablaba en 1943
de ‘’gasear las ciudades alemanas’’.
Con este
artículo, estamos impidiendo que caigamos en una sociedad donde impere el “ojo
por ojo. Diente por diente” y, por lo tanto, no valga que el “se lo merecen”
legitime una acción violenta contra ninguna persona, sea presidente de
gobierno, director de banco o un simple ciudadano.
Sin duda sería del todo indeseable que
cayesemos en una sociedad donde impere la venganza. En ningún momento un
comunista ha hablado de que los capitalistas merezcan la muerte.
La lucha no
violenta se basa, políticamente hablando, en el siguiente postulado: El
ciudadano no siempre tiene que obedecer a lo que se le ha mandado y puede,
incluso, realizar actos que se consideran prohibidos.
Evidentemente, si damos por hecho que
las leyes oprimen a la clase trabajadora y sirven a la burguesía, no tendríamos
que tener inconveniente en incumplirlas.
En su libro
La lucha política no violenta, criterios y métodos, el pacifista Gene Sharp,
fundador del centro Einstein para la paz, establecía cuáles eran las fuentes
del poder del estado, entre las que se encontraban la autoridad, los recursos
humanos (número de gente que obedece al gobernante y coopera con él), los
recursos materiales y las sanciones (el poder coactivo de la clase dominante).
Todas estas fuentes dependen de manera fundamental y necesaria de los
ciudadanos: De su obediencia al gobernante y su cooperación con él. La
autoridad, los recursos humanos… ninguna de estas fuentes vale nada sin la
obediencia y la cooperación. Por eso, la no violencia tendrá como objetivo
destruir de forma pacífica esa relación entre ciudadano y estado, consiguiendo
que el pueblo dé la espalda a quien le gobierna de forma injusta.
Precioso. Díselo a los españoles que
en 1936 se atrevieron a desobedecer pacíficamente las leyes de la burguesía, la
Iglesia y los terratenientes. O también a los estudiantes alemanes de La Rosa
Blanca que desobedecieron pacíficamente a las autoridades nazis (fueron
decapitados). O a los chilenos de izquierdas que ganaron las elecciones en
1973. La no-violencia sólo les sirvió para ser fusilados por la burguesía y sus
secuaces.
Como dice
el Sharp: “el opresor se tiene que ver mal”, es decir, es él, y no el pueblo,
el que tiene que contar con la desaprobación pública.
Enorme error. El opresor, el burgués,
no es ciego. Puede perfectamente ver que sus acciones son perjudiciales para el
ser humano. Los que especulan con alimentos en Chicago saben perfectamente que
sus acciones cooperan con el hambre en el tercer mundo. Los policías, cuando
pegan o torturan, son perfectamente conscientes de lo que están haciendo. Aznar
con sus políticas belicistas tenía en contra al 80% del PP y al 90% de la población
española, y sin embargo siguió adelante con sus peripecias en Irak. Rajoy tiene
hoy la desaprobación de la mayoría de los españoles, y puede ver que sus
políticas son pan para el banquero y hambre para el trabajador, pero ahí sigue.
¿Crees de verdad que a Amancio Ortega le preocupa ‘’el mal’’ que pueda acarrear
la explotación a niñas indias en fábricas textiles? ¿O que los dirigentes de
Halliburton lloraron la muerte de casi un millón de iraquíes y se plantearon
dejar de ser ‘’malos’’?
No olvides que lo que cuenta para el
burgués es el beneficio económico, no el mal que puedan acarrear sus prácticas
(ejemplos hay de sobra).
El opresor siempre se ve mal, no es
tonto ni ciego.
Aquí es
donde entra en juego otra de las razones para el uso de la no violencia: si
sólo es el estado el que usa la violencia para oprimir al pueblo, y no el
pueblo para defenderse, logrará, sin ayuda de nadie, que se vuelvan en su
contra la opinión pública y privada. Se verá miserable, rastrero, tanto en el
ámbito nacional como en el internacional.
Es decir, que los trabajadores, al ver
que existe la represión, se volverán automáticamente anti-capitalistas.
Entonces, ¿porqué la mayoría sigue siendo pro-sistema?
Das por hecho que la opinión pública
es libre y autonóma, que si alguien ve a policías pegando se volverá de pronto
un revolucionario. Olvidas que quienes controlan la opinión pública son los
aparatos ideológicos del Estado (medios, escuela…) y que estos son radicalmente
pro-sistema. Los medios no son testigos, sino que, estando en dependencia
económica con la burguesía, se posicionan siempre a favor de esta. No hay más
que ver sus contenidos. Como mucho se habla de ‘’excesos policiales’’, pero
jamás se hace un discurso anti-sistema. ¿Cómo iban a hacerlo los medios, que
viven precisamente del sistema?
Hace poco fueron asesinados por la
policía 45 mineros en huelga en Sudáfrica, algo totalmente infame. Y yo por
ahora no he visto ninguna revuelta allí.
La no
violencia atacará el propio esqueleto del estado, destruyéndolo por dentro,
mientras que, si se usa la violencia, esta sólo conseguirá acabar con su lado
físico que, al fin y al cabo, puede ser reemplazable.
¿Atacará? ¿Cómo? ¿Cómo la no-violencia
puede destruir al Estado, que cuenta con tanques y un ejército de antidisturbios?
¿Para qué destruir el Estado directamente? ¿Las bayonetas que nos reprimen se
van a volver de repente de nuestro lado? Esto no tiene ningún sentido ni se ha
dado jamás en la Historia.
La no
violencia tiene tres tipos elementales de acción: La protesta y persuasión, la
no cooperación y la intervención no violenta. La primera de ellas, la protesta
y persuasión, no llega a ser acciones contundentes como la nocooperación o la
intervención, sino que son meras declaraciones verbales, acciones simbólicas
que tienen como objetivo influir. Se trata de mostrar tu desconformidad con el
poder. No es un ataque claro, sino que con este primer paso, simplemente, dejas
ver que no estás de acuerdo con quien te oprime e intentas persuadirle y
convencerle para que deje de hacer aquello por lo que nos quejamos. Ejemplos de
protesta o persuasión son los discursos públicos, artículos de opinión en los
periódicos o las caricaturas y viñetas.
La protesta es necesaria para
persuadir a los trabajadores y convencerles de que se unan a nosotros. No para
intentar convencer al opresor, que como mucho se tomará una copa de champán al
vernos. ¿Funcionaron las masivas protestas contra la guerra de Vietnam en EEUU?
No, la matanza continuó, y encima los manifestantes eran respondidos con
porrazos y bayonetas, muriendo varios de ellos. ¿Funcionaron las masivas manifestaciones del
15M para derrocar al poder establecido?
Da la impresión de que realmente crees
posible convencer al ladrón de que deje de robar, o al imperialista de que deje
de invadir. Si el burgués deja de actuar como tal se arruina, no es que sea
malvado, tan sólo defiende sus intereses.
Tu eres lo que los comunistas llamamos
una persona utópica: alguien que hace caso omiso de la realidad y cree que es
posible algo que los hechos han demostrado imposible, como que la burguesía se
vuelva buena al ver lo mala que es.
El segundo
tipo de acción, la no cooperación tiene dos elementos fundamentales: el boicot
y la huelga. El primero se basa en la no participación, la no pertenencia y el
segundo en no ayudar, no trabajar. La no cooperación puede ser de tres tipos:
La no cooperación social: La exclusión y castigo dirigidos a personas, como el
boicot social para obligar a personas a que se unan a la causa, o también el boicot
religioso (la excomunión); la no cooperación con eventos sociales, costumbres…
y el retiro del sistema social. Un ejemplo de este último sería el movimiento
“toma tu casa” del pasado catorce de octubre. El segundo tipo de no cooperación
es la no cooperación económica que a su vez se divide en boicot económicos
(negarse a vender, comprar o distribuir determinados bienes y servicios) y
huelgas (que pueden se oficiales, convocados por sindicatos o “paros locos”).
Me parecen acciones muy legítimas y
que sin duda debemos apoyar, pero por sí solas no tumbarán al capitalismo.
Pueden servir para crear mayoría, pero no dudes de que seran satanizadas por
los medios y por ende rechazadas por parte de la población.
Para
terminar, la no cooperación política tendría como objetivo la desintegración de
un gobierno, o que este dejase de funcionar. Los métodos de la no cooperación
política pueden ser: El rechazo a la autoridad, la no cooperación con el
gobierno, acciones alternativas a la obediencia… Es en este tipo de no
cooperación donde nos encontraremos con la desobediencia civil sobre la que
escribió Thoreau y con la que Gandhi consiguió la independencia de India, y que
significa no acatar aquellas normas contra las que se quiera luchar por su
grado de injusticia.
Claro, hombre. Ghandi consiguió la
independencia de la India (independencia formal, no económica) no cooperando
con el gobierno (que por cierto estaba totalmente debilitado). ¿En qué libro de
Historia has leído esto? ¿Cómo es posible que alguien coherente proponga para
la España de hoy métodos de hace 60 años que se dieron en un país en guerra con
un gobierno desgastado? ¿Contamos con el apoyo de potencias imperialistas como
Japón o EEUU? Ghandi sí, pero ‘’por desgracia’’ nosotros no. Lenin contó con
gran ‘’apoyo’’ del imperialismo alemán, por ejemplo. Los españoles no contamos
con esa suerte. Cada situación requiere una estrategia concreta.
Por último,
el tercer tipo de acción, la intervención, es la forma no violenta más directa
para cambiar una situación. Se divide en intervención negativa e intervención
positiva. La primera destruye o modifica patrones de conducta, políticas,
relaciones o instituciones mientras que, la segunda, establece nuevos. Es por
ser el tipo más directo de los tres, por lo que las sanciones y las represalias
llegarán antes y con más fuerza y vehemencia. Ejemplos intervención son las
huelgas de hambre o las ocupaciones no violentas. Como se puede observar, estos
tres tipos (La protesta y persuasión, la no cooperación y la intervención) son
acciones que necesitan una gran disciplina
Las recientes huelgas de hambre en
Palestina o en China no sólo no han sido relatadas por la televisión sino que
no han servido de nada. La única huelga de hambre que conmociona a la población
es la que hace el ‘’disidente’’ cubano.
A cada situación corresponden una
serie de métodos de lucha, esto es importante comprenderlo. En España también
se han hecho numerosas huelgas de hambre, todas sin éxito y sin apoyo
mediático. Esto no quiere decir que no debamos echar mano de ellas en un
contexto determinado.
Las ocupaciones de plazas o casas
pueden ser muy útiles para encontrar sitios donde debatir y crear hegemonía
ideológica. Pero insisto: estos métodos no pueden por si sólos hacer caer al
sistema capitalista.
Por otro
lado, es cierto aquello que decía Marx de que las clases dominantes controlan
los grandes medios de comunicación.
Controla los medios de
ideologización: la religión, el sistema educativo etc. No sólo la prensa. Si
creamos una cooperativa e invertimos suficiente capital en ella, los
trabajadores podríamos controlar un medio de comunicación. No toda la prensa
tiene porqué estar en manos de la clase dominante, a no ser que esta sea
particularmente autoritaria.
Incluso
cadenas tan progresivas como la sexta, se moderan enormemente a la hora de ir
en contra del estado y, por desgracia, eso es un factor que afecta a nuestro
objetivo. Pero no lo vuelve imposible. “No hay camino para la paz, la paz es el
camino” dijo Gandhi.
La paz es el objetivo, no el medio. Y
eso de que La Sexta, un canal que manipula de forma descarada sobre Cuba,
Venezuela o Ecuador, es progresista, no se lo cree nadie.
La paz no
es la ausencia de guerra, no es un objetivo, sino que es una filosofía de vida,
una manera de actuar, de pensar, una forma de vivir.
La paz es la ausencia de clases
sociales, dado que siempre que estas existan habrá una lucha entre ellas.
Las maneras de actuar, pensar o vivir
son distintas en cada época y dependen de lo que nos inculquen los aparatos
ideológicos que, como ya se ha dicho en muchas ocasiones, están al servicio de
la clase dominante. También los faraones egipcios les decían a los esclavos que
debían ser pacíficos y no rebelarse. Los obispos cristianos, más de lo mismo.
Hoy son los medios quienes nos educan en la sumisión.
Tu pacifismo es una idea pro-sistema
que te ha sido inculcada desde pequeña, igual que a todos. No es que seas
‘’digna’’, es que eres sumisa. El pacifismo es un ideal que le sirve al poder
para mantenernos controlados y así legitimarse y mantenerse. Nos hablan de que
debemos ser pacíficos mientras reprimen huelgas e invaden países a cañonazos. Aceptas,
inconscientemente, que el monopolio de la violencia debe tenerlo el Estado, que
es peligroso (¿para quién?) que los trabajadores poseamos armas con las que
luchar.
La no
violencia lleva trabajo, requiere sacrificio y temple.
Una frase más propia del cura que te
pide que pongas la otra mejilla que de una revolucionaria.
No es un
camino fácil. Sus resultados, además, siempre se hacen de rogar.
Te suplico que me cites algún logro de
la no-violencia en un país como España: con fuerzas represivas bien organizadas
y una burguesía autoritaria y acostumbrada a echar mano de los militares.
Los resultados de la no-violencia
existen: se pueden lograr algunas mejoras dentro del capitalismo o centrar la
atención mediática en tal o tal otro aspecto, pero de nada nos sirve si
queremos reemplazar el capitalismo por otro sistema.
Es muy
sencillo perder la esperanza o no verle el sentido. Es por eso que mucha gente
sólo ve eficaz la violencia: sus resultados son inmediatos.
Los resultados de la violencia no son
inmediatos. La burguesía, armada con sus bayonetas, tardó siglos en tomar el
poder. Revueltas obreras armadas ha habido miles, y la mayoría han sido
rechazadas por el ejército capitalista.
La violencia no es el método más
rápido, es el único posible para que la clase dominada pueda tomar el poder. La
Historia así lo demuestra.
Sin
embargo, no se debe confundir rapidez con eficacia. Hay que tener en cuenta que
no se puede pretender defender un modelo justo y democrático si se ha utilizado
medios degradantes y violentos para conseguirlo. Cuando se trata de la vida y
la integridad de las personas, el fin no justificará nunca los medios.
Cuando los bolcheviques, que tomaron
el poder con las armas (no podía ser de otro modo), le dieron el voto a la
mujer, el derecho a la autodeterminación a todas las naciones oprimidas por el
Zar, y el poder de las fábricas a los trabajadores, ¿estaban siendo injustos?
Cuando la burguesía tomó el poder en
Francia con las armas (no podía ser de otro modo), implantó el sufragio
universal (no desde un primer momento) y permitió la difusión de ideas
progresistas y científicas, ¿estaba siendo injusta?
Cuando los Aliados, especialmente el
Ejército Rojo, tomaron el poder en Alemania en 1945 mediante fusilamientos,
bombardeos y torturas (no podía ser de otro modo), liberando a los judíos y
reestableciendo la democracia burguesa (en el Oeste) e implantando el
socialismo (en el Este), ¿estaban siendo injustos?
Los republicanos que cogieron las
armas contra el fascismo en lugar de darles una flor, o hacer una huelga contra
ellos, ¿estaban siendo incoherentes, injustos?
En muchas ocasiones, el fin justifica
los medios. Si las mujeres sufragistas hubiesen sido pacíficas y sumisas frente
al machismo hoy no podrías votar. Si los obreros hubiesen hecho manifestaciones
y huelgas de hambre en lugar de organizar marchas armadas, atentados, conatos
de revolución y huelgas indefinidas hoy trabajarías 16 horas al día.
En
definitiva, la no violencia, es en mi opinión, el único medio para llevar a
cabo esta revolución. Por encima de cualquier ideología, de cualquier forma de
pensar, somos personas y, como personas, tenemos dignidad.
El capitalismo nos arrebata esa
supuesta dignidad propia al ser humano. Por eso queremos derrocarlo, y me temo
que sólo podemos hacerlo mediante la lucha armada.
Por eso, en
el momento en el que se levante la mano contra otro individuo, da igual el
motivo, se habrá perdido toda razón que se haya podido tener. Espero que con
este trabajo, haya podido, no ya convencer, pero sí sembrar una pequeña semilla
a favor del pacifismo en la conciencia de mis lectores.
Esperemos que tus lectores no te hagan
ningún caso.
Una revolución consiste en que la
clase social dominada (en nuestro caso los trabajadores) derroque a la clase
social dominante (en nuestro caso, la burguesía). Este proceso no puede
llevarse a cabo de forma no-violenta por el sencillo hecho de que la clase
dominante siempre defenderá sus privilegios.
Creo conveniente decir que los
comunistas dejamos absolutamente claro que estamos a favor de la transformación
pacífica de la sociedad, que estamos dispuestos a luchar por esa transformación
pero, al mismo tiempo, advertimos que la clase dominante luchará para defender
su poder y privilegios con las armas.
Es decir; deseamos totalmente tomar el
poder de forma pacífica sin derramar ni una gota de sangre, pero también, dado
que estudiamos la Historia y analizamos las cosas en profundidad, somos
perfectamente conscientes de que esto es una utopía. Hoy en día, en España, con
una burguesía que no ha dudado en apoyar al fascismo y al nazismo y que cuenta
con total impunidad política, es fácil prever que una revolución pacífica es
imposible. Nada más vieran peligrar su poder, las clases dominantes españolas
utilizarían a la Iglesia y a los medios de comunicación para desatar el odio
contra nosotros, provocando un conflicto civil. Esto es evidente e irrefutable.
No hay más que ver sus reacciones ante la victoria de Chávez o las acciones de
Gordillo.
Todos los métodos que has propuesto
citando a Ghandi o a otros autores son perfectamente útiles para unirnos y para
ganar fuerzas, pero no nos sirven para nuestro objetivo final: sustituir la
sociedad capitalista por una sociedad democrática (que nosotros llamamos
socialista) basada en la propiedad social de los medios de producción, en la
democracia obrera y en la promulgación de valores como la solidaridad, el
pacifismo, la justicia o la tolerancia.